—Señor Su, capitán... Créanme, se me olvidó. ¡Lo juro! —Chen intentó explicar aunque no podía sonar muy convincente en ese momento.
Nie Chengkong eligió creerle. No pensaba que Chen causaría problemas voluntariamente en un momento así, poniendo a todo el equipo en riesgo en el proceso. Eso sería demasiado estúpido.
Por otro lado, a Su Ping no parecía importarle. O, estaba contento de que el Sabueso Dragón Oscuro pudiera moverse libremente por fuera, por lo que podrían deshacerse de las arañas y encontrar el tesoro lo antes posible.
—Señor Su, ayudaré a tu sabueso para que pueda volver a cubrirse —ofreció Ye Chenshan—. No creía que el sabueso fuera lo suficientemente resistente para resistir el veneno mortal de las arañas, aunque parecía bastante rápido cuando luchaba contra las víboras.
Nie Chengkong pensó en estar de acuerdo, pero no llegó a decir nada cuando escuchó al sabueso rugir nuevamente.