—Permíteme contarte un chiste. Xiao Hua, a quien esperé en la fila y entrené, ahora es tan fuerte que no puedo vencerla —dijo otro cultivador del Estado Celestial, tocándose la nariz. Sin embargo, había orgullo en sus ojos. Su Xiao Hua ya era una mascota Celestial de pico, una criatura definitiva que no cualquiera podía tener.
—Ten cuidado entonces. Podría liberarse en algún momento.
—Deja las tonterías. Xiao Hua ha estado conmigo durante 100,000 años. No me traicionaría, incluso si su nivel superara el mío.
Mientras tanto
En la tienda de mascotas en el centro de los Nueve Estados.
Solo había una tienda de mascotas en ese lugar. Sin embargo, toda la ciudad alrededor de la tienda se estableció debido a ella.
No es que la tienda quisiera monopolizar el negocio y que otros no pudieran abrir una tienda de mascotas. Sin embargo, todas las demás tiendas de mascotas habían quebrado debido a la falta de clientes.
—¡Pónganse en fila!
