Su Ping y Chan Gong entraron juntos al campo de batalla. El primero aterrizó lentamente bajo la mirada alentadora del anciano de aspecto joven.
El campo de batalla antes ruidoso quedó en silencio con la llegada del humano, como si alguien hubiera presionado el botón de silencio.
Todos miraban a los dos genios sin igual.
Uno de ellos era un Niño Dao y un príncipe de una de las siete mayores familias, mientras que el otro era un genio humano que recientemente se había hecho notorio por enfurecer al Clan de la Lluvia.
El silencio gradualmente se sentía deprimente. Chen Xi observaba a Su Ping en silencio antes de abrir la boca poco después; su voz era cálida e instantáneamente desactivó la atmósfera intensa. —Escuché que derrotaste a Qing Mu y cortaste su árbol mundial del caos. Fue así, ¿verdad?
—Escuché que tú también lo derrotaste —dijo Su Ping.
Fuera del campo de batalla—Qing Mu se quedó sin palabras.
¡Ya empiecen a pelear! ¿Por qué tenías que seguir mencionándome?
