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—¿Logros? —Ye Chen lo miró furiosamente con los ojos inyectados en sangre—. ¿Qué logros? Solía ser un sirviente en una secta divina. Sin embargo, terminé convirtiéndome en un gran diablo al que todos querían matar después de cultivar tus artes malvados. ¿Eso era lo que querías?
—Las artes malvados también se pueden usar para salvar gente. Las artes son inocentes. Además, ¿no disfrutaste cuando masacraste a toda esa gente? —rugió el viejo del sutra.
—Ye Chen se burló y dijo:
— ¿Es así? Pero el requisito para cultivar tus artes malvados era sangre y almas humanas; ¿cómo podría negarme a masacrarlos? La técnica de cultivo que me enseñaste era para prepararme para que luego pudieras poseerme. Desafortunadamente para ti, estaba preparado así que no te di la oportunidad.
—Te crié sinceramente, y sin embargo siempre estuviste alerta; incluso me estás calumniando hasta el día de hoy. ¿Alguna vez has estado agradecido conmigo? —El viejo del sutra rechinó los dientes.
