Sin embargo, Heather no detectó ninguna otra presencia después de un examen exhaustivo.
Aun así, el resultado no la tranquilizó; en cambio, se sintió cada vez más fría.
Había estado observando a Su Ping. ¡Él era realmente intrépido; no era solo pretensión!
La batalla entre Joanna y los tres Dioses Superiores había sido trasladada a un tiempo y espacio únicos construidos por algún tipo de poder, donde diez mil años pasarían en un abrir y cerrar de ojos; innumerables leyes y caminos se estaban colapsando y reorganizando. Figuras hechas de leyes parpadeaban por todas partes.
La batalla era tan espléndida que Su Ping no la entendería incluso si pudiera observar, todo debido a la falta de conocimiento; solo podía memorizar las imágenes, esperando que más tarde pudiera desentrañar los detalles a medida que su nivel aumentara.
—Has realizado demasiadas habilidades prohibidas. ¿Realmente quieres morir? —dijo Eborr.