La Señorita Nueve y los demás cultivadores de la Ciudad de Cristal continuaban arrastrando a Noah a través de las regiones de las Tierras Inmortales. Volaban, ignorando la fauna y evitando cualquier asentamiento humano que aparecía en su rango.
Noah también ignoraba el ambiente. No podía entender dónde estaba, y ese conocimiento no afectaría sus prioridades. Su plan no dependía de cuán cerca estuviera de la Ciudad de Cristal.
Las muchas runas esféricas llenas de su sed de sangre nunca dejaron de modificar la técnica de Deducción Divina. La habilidad estaba casi lista. Solo necesitaba unas semanas más para transformarse.
Su mente estaba casi al límite, pero Noah soportaba la presión interna. Su dolor no importaba en esa situación. Incluso estaba dispuesto a lesionar sus muros mentales si eso le daba una oportunidad de sobrevivir a esa situación.