Rey Elbas y Noah se quedaron en silencio después de aquel breve intercambio de palabras. No sabían cómo comportarse el uno delante del otro.
Habían sido enemigos jurados por un tiempo. Rey Elbas había matado a Demoniaco Perseguidor y Noah lo había desterrado a la realidad separada con la ayuda de las otras potencias. El líder de Los Reales había vuelto entonces y había derrotado al mundo entero antes de ascender a las Tierras Inmortales.
Rey Elbas podría haber matado a Noah en el plano inferior, pero había optado por dejarlo vivir junto a las fuerzas de la otra organización. Los rencores pasados no significaban nada en su mente después de convertirse en un dios.
Lo mismo sucedía con Noah. La situación política del plano inferior los había hecho enemigos, pero él respetaba al Real como cultivador. Noah no podía odiarlo. Ambos habían dañado las organizaciones del otro múltiples veces a lo largo de los milenios pasados en el mismo mundo.