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—¿Cómo es eso ni siquiera una formación? —se quejó el Rey Elbas—. Eso es un hechizo alimentado por tu nivel de cultivo. Ni siquiera cuenta como una inscripción.
—¿Estás cuestionando mis métodos? —respondió el Demonio Divino mientras aparecía una expresión arrogante en su cara—. No usé mi "Aliento". Mi consciencia ha transformado la materia del mundo y le ha dado la forma que deseaba. Es exactamente lo que tú hiciste. Solo desperdicié menos materiales.
—He usado incontables significados minúsculos y fusionado cientos de materiales, —se quejó nuevamente el Rey Elbas—. ¿Cómo puedes comparar mi creación con esto?!
—Tienes tanto que aprender en esta área, —repuso el Demonio Divino mientras miraba hacia un punto aleatorio en la distancia—. El mundo debe ser tu lienzo si quieres usar su verdadero potencial.
—¡Ni siquiera sabes el nombre de esta área! —se quejó el Rey Elbas una última vez antes de abandonar el asunto.
