Las runas en forma de sable y las copias diabólicas gigantes se volvieron menos precisas después de que Noah entrara en su dimensión. Controlar sus hechizos desde dentro de ese ambiente oscuro era difícil, y la Serpiente Eterna no pasó por alto ese detalle.
La bestia se enfrentaba a múltiples enemigos, y los cortes continuaban apareciendo dentro de su herida más profunda, pero no perdió la compostura por mucho tiempo. La ofensiva de Noah la había sorprendido, pero no había miedo en sus ojos.
La criatura sabía cuán resistente era. No le gustaba sufrir, pero no dudaría en herir su cuerpo para escapar de una situación difícil.
Era consciente de que sus habilidades de curación estaban fuera de lo común. Las bestias más débiles solían ignorar cuán fuertes eran sus habilidades innatas, pero eso no se aplicaba a las Serpientes Eternas.