La resistencia de las formaciones de la familia Elbas era algo que la Colmena había aprendido tras sus numerosos ataques al dominio de los Reales. Habían inventado inscripciones capaces de fijar las líneas brillantes, lo que hacía sus defensas extremadamente molestas de manejar.
Sin embargo, la cantidad de poder desplegado por los activos que habían salido de la dimensión separada era inmensa.
Las dos Matriarcas eran imparables. Sus hechizos podían casi cubrir regiones enteras y arrancar cualquier formación en su superficie en cuestión de minutos. Las otras potencias tampoco eran débiles, pero necesitaban más tiempo para lidiar con esas defensas.
Fe no estaba ni siquiera bien versada en hechizos ofensivos. Sus ataques eran promedio para una potencia de su nivel, pero su principal cualidad era su defensa impenetrable.
Aun así, la familia Elbas no tenía grandes reservas de energía, por lo que no podía mantener activa la luz curativa durante mucho tiempo.