Permanecer en el vacío con poco o ningún «Aliento» era una apuesta que los expertos no estaban dispuestos a correr. La Mano Izquierda de Dios solo podía retroceder y aceptar las condiciones de Noah.
Su única esperanza era que la alianza no fuera demasiado dura con el Imperio de Shandal. Habían luchado juntos, así que la Matriarca creía que no tendría que pagar mucho por los servicios de Noah.
La Gran Anciana Diana aceptó las directivas de Noah sin quejarse. Se sentía lo suficientemente afortunada de haber sobrevivido a esa situación difícil. Apostar por su autocontrol y fortuna no era lo ideal cuando su regreso ya traería grandes beneficios.
El Rey Elbas estaba lejos, y el Segundo Príncipe había escapado a algún lugar. El Imperio de Shandal no era una amenaza, por lo que los únicos enemigos de la alianza que quedaban en la superficie eran el Tercer Príncipe y la Segunda Princesa.
