Los Elementos tenían características distintas que los hacían diferentes entre sí. Esas cualidades no los identificaban ya que los hechizos tenían varios efectos, pero su naturaleza era seguirlas.
Luz y oscuridad eran completamente opuestas, e incluso se repelían entre sí.
El elemento de luz era suave, casi sin peso. Podía llenar áreas enteras sin afectar nada y se centraba en la pureza en lugar de la cantidad pura.
Era tranquilo y cautivador. Algunas de las habilidades de liderazgo de Daniel provenían de su aura innata como cultivador con aptitud para la luz.
En cambio, el elemento de oscuridad era pesado. Era violento y abrupto, y no le importaba nada de lo que destruía en su expansión.
La oscuridad parecía capaz de engullir todo. Se esforzaba por la cantidad y no se detenía ante nada.
Ambos elementos también compartían características similares. Eran una parte fundamental del tejido del mundo y estaban en todas partes. También tendían a expandirse siempre que tenían espacio.