—¡Deténganse! —gritó Noah, y sus palabras humanas se mezclaron con rugidos mientras resonaban a través del cielo. Su grito expresaba la totalidad de su existencia y afectaba a las leyes contenidas en el mismo tejido del aire.
El mundo se detuvo bajo su mando, y su rugido resonó dentro de las mentes de cada activo en la ciudad. No importaba si eran bestias mágicas, cultivadores, híbridos o si pertenecían al lado aliado. Todos dejaron de moverse una vez que la orden de Noah alcanzó sus oídos.
El silencio se extendió a través del campo de batalla. Noah sintió su orgullo aumentar y una inmensa sensación de poder llenar su mente.
Era como si su renuencia hubiera desbloqueado un poder que siempre había poseído pero nunca utilizado. ¡Sus sentimientos le habían hecho empuñar la autoridad innata de una criatura en la cima de la cadena alimenticia!