La desaparición de Noah no pasó desapercibida, especialmente después de décadas de batallas. Perderse una guerra no era algo que él hiciera normalmente, y sus hábitos alimenticios lo hacían aún más extraño ya que muchos expertos se habían unido al conflicto.
Chasing Demon fingió no escuchar al Rey Elbas y creó una serie de pequeñas marionetas que se lanzaron hacia él y detonaron justo antes de tocar su pecho.
Se formó una masiva nube gris, pero las llamas quemaron el humo y revelaron al Rey Elbas, quien miró al Demonio con una expresión irritada.
—Pensé que ya habíamos terminado con la simulación habitual —dijo Chasing Demon mientras se encogía de hombros. Había visto esa conversación suceder tantas veces que se había cansado de ella.