—¿Qué quieres decir con reinar sobre los Monos? —preguntó Noah después de largos momentos de silencio.
El anciano levantó su cabeza al escuchar sus palabras. Había un poco de confusión en sus ojos, pero no se atrevió a mostrar ninguna falta de respeto hacia Noah. Además, la idea de que él fuera un forastero ni siquiera cruzó por su mente.
—Oh, poderoso experto —comenzó a explicar el anciano mientras bajaba la cabeza de nuevo—. Probablemente vienes de regiones que han logrado liberarse de los Monos. La nuestra todavía estaba bajo su control antes de que vinieras y mataras al rey. Es gracias a ti si mi tribu puede respirar aire limpio otra vez.
Noah no entendió nada de eso, excepto el hecho de que había más humanos allí. Sin embargo, no podía creer que las bestias mágicas hubieran logrado abrumar a los cultivadores.