El magma fluía en los agujeros, indicando la presencia de espacios vacíos en las áreas debajo de ellos. Su cantidad en el mar no disminuía, lo que confirmaba la existencia de una fuente en alguna parte del océano.
Noah sentía intriga mientras analizaba los agujeros. La capa metálica ya no era el final de su viaje. Había algo más escondido en las profundidades de esas Tierras Mortales.
Noah no sabía qué esperar. La geología de su mundo anterior no tenía el Aliento en su sistema. Esa estructura ya era extraña si intentaba aplicar el sentido común de su vida pasada.
Aun así, eso solo lo hacía más curioso. La capa metálica ya era un descubrimiento útil. Parecía un material adecuado para elementos defensivos, y su durabilidad superaba cualquier cosa en la superficie.
Además, había toneladas de él. Minarlo sería problemático debido al ambiente peligroso, pero era algo que valía la pena considerar.