La luz irradiada por la bestia alta iluminaba las altas cuevas que constituían el mundo subterráneo de la ciudad. El área era vasta y pulida, lo que daba a entender que no eran simples túneles excavados para transportar artículos.
Un aura siniestra emanaba de aquella cavidad también. Los Demonios no pudieron evitar notar que expresiones de pánico habían aparecido en sus oponentes.
Los cultivadores humanos y expertos de cuarto rango reanudaron sus batallas, pero los altos cargos permanecieron inmóviles.
Noah y los Demonios aprovecharon esa oportunidad para enviar una serie de mensajes mentales a sus aliados en el Consejo para preguntarles sobre la estructura subterránea. Sin embargo, recibieron respuestas contradictorias.
Como cultivadores que habían vivido muchos ardides y experiencias cercanas a la muerte, Noah y los Demonios podían adivinar cuando alguien intentaba ocultarles información.