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Noah no estaba en su apogeo. La pérdida de su Compañero de Sangre había eliminado una de sus armas más confiables, y él no tenía tiempo para encontrar un reemplazo durante su período de curación. Además, tenía que revisar el hechizo de Inscripción Corporal para entender por qué no se ajustaba a su oscuridad, lo cual era algo que no le permitía expresar su poder al máximo.
Sin embargo, tampoco estaba demasiado debilitado. Ya había dejado de depender de su Compañero de Sangre en las batallas contra los cultivadores de rango 5 del Imperio porque tenía habilidades mucho más fuertes a su disposición.
Por supuesto, la falta de su última línea de defensa lo obligaría a ser un poco más cuidadoso en caso de que otro viejo monstruo se enfadara y desatara su acumulación centenaria sobre él. Sin embargo, no planeaba contenerse o, más bien, no estaba seguro de que la situación le permitiera hacerlo.
