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La petición de Danielle no era sorprendente. La fe de los nativos provenía de sus antepasados, y su derrota había mostrado la ineludible debilidad de la transformación.
No se trataba de perder sus individualidades. Ese era solo otro camino que cualquiera podía elegir seguir. Sin embargo, las inestabilidades mentales eran un problema que hacía que los nativos se comportaran como bestias, lo que era algo que los poderosos cultivadores simplemente no podían aceptar.
Después de todo, era innegable que la falta de control sobre sus instintos era una de las principales causas de la derrota de los nativos. Era inútil tener un poder superior si no tenían las capacidades mentales para usarlo.
Los Demonios miraron a Noah. No sabían si él podía prometer algo así, ni si quería hacerlo. No era un asunto que le concerniera personalmente al final, así que entenderían si decidía rechazarlo.