Noah no necesitaba reunir personalmente a las tropas, y lo mismo valía para los otros Ancianos del quinto rango. Solo tenían que anunciar la decisión del Patriarca a unos pocos cultivadores de rango 4 y dejar esos asuntos en sus manos.
Tenía que sacar las armas vivientes de los inventarios, eso sí, y hasta tenía que asegurarse de que los cultivadores que las empuñaban pudieran manejarlas adecuadamente.
No obstante, había una tarea que requería la presencia de Noah y que los otros Ancianos le habían pedido que manejara antes de ir a batalla.
Noah se dirigió hacia la estructura subterránea que restringía a las criaturas necesarias para la técnica de Copiado junto con los dos Demonios. Rugidos llegaron a sus oídos tan pronto cruzaron el pasaje en el fondo del nuevo continente. Aun así, Noah sabía que ninguno de ellos pertenecía a su objetivo.