Ambos, los enviados y los nativos, se giraron hacia el lugar señalado por los ojos de Noah. No parecía haber nada allí, pero creían que debía haber una razón detrás de las acciones de Noah.
La verdad era que ni siquiera Noah había planeado que su demostración terminara de esa manera.
Había tenido la intención de dar una demostración a los nativos para ganar su confianza o despertar su interés, pero algo extraño había sucedido después de que mostró su arte marcial.
El terrible olor que llenaba el territorio habitado había aumentado de repente, como si algo hubiera llegado junto a ellos. Sin embargo, Noah no percibió ninguna aura, e incluso sus instintos fallaron en detectar cualquier ser vivo.
No obstante, confiaba en su cuerpo, y el hecho de que el olor viniera de un lugar detrás de los nativos lo hizo casi seguro de que una poderosa existencia los estaba observando.