Los dos Demonios esperaron a que el grupo dejara la formación antes de lanzar ataques sobre el suelo yermo de la dimensión.
Las líneas brillantes recién creadas se desmoronaron bajo la potencia de dos cultivadores de rango 5, y cualquier rastro de la puerta desapareció en el mundo exterior junto con ellos.
Crear puertas que funcionaran tanto como entradas como salidas requería una serie de materiales preciosos.
Aun así, la Colmena estaba segura de cubrir esos gastos con los recursos saqueados en el ataque.
Además, perder dinero no era un problema para la Colmena ya que los mayores sabían que empezarían a obtener ganancias reales solo cuando su asalto comenzara a apuntar a familias de tamaño medio.
—Estaban indefensos —susurró Daniel mientras bajaba su capucha.
Era claro que no le gustaba unirse a los activos humanos en la incursión.
Matar cultivadores humanos mientras se estaba en las filas heroicas era simplemente demasiado fácil, y tener que hacerlo había afectado su moral.