Otra semana pasó rápidamente, y el trío pasó ese tiempo volando casi a toda velocidad hacia el otro lado de la dimensión separada.
El paisaje no cambiaba en absoluto durante su viaje.
La pradera lucía igual sin importar cuánto avanzaran, y el cielo sin estrellas no les daba ninguna señal de su progreso.
Los únicos aspectos de la dimensión que se movían eran las dos lunas.
Simplemente se movían en una línea recta en movimiento perpetuo, iluminando con su luz roja el entorno debajo de ellas.
—Es como si el Cielo y la Tierra estuvieran llevando la cuenta de este lugar. —Noah no pudo evitar pensar eso cuando vio las nubes negras agruparse de nuevo sobre él.
Las lunas irradiaban una presión constante que solo había podido notar cuando entró en las áreas objetivo de las Tribulaciones.
Sintió un odio innato contra ellas, lo que le llevó a pensar que la hipótesis del Demonio Volador estaba en lo cierto.