—Entonces, quieres regresar a la nación Papral algún día.
—Noah habló cuando vio que la historia de Roy terminaba.
—Roy negó con la cabeza mientras una sonrisa amarga aparecía en su cara.
—Aún tenemos a nuestro Demonio pero estamos solos y lejos de nuestro hogar. Los sueños son hermosos pero a menudo inalcanzables, necesitaríamos conquistar el archipiélago antes de pensar en derrotar al Consejo.
—Respondió Roy, aunque usualmente actuaba por instinto y aparentemente sin pensar, conocía demasiado bien la diferencia de poder entre una única secta y la totalidad de una gran nación.
Los dos continuaron caminando unos minutos en silencio, Noah no tenía más preguntas, simplemente estaba ansioso por ver a donde iban.
Luego, llegaron a lo que parecía ser un edificio excavado dentro de las paredes moradas del exoesqueleto, era de cuatro pisos de altura y su entrada estaba hecha de un simple pero amplio pasaje.