—¡Milo, muchísimas gracias! — Troy luchó por levantarse y se inclinó hacia su compañero como signo de gratitud.
Milo sonrió y negó con la cabeza mientras le entregaba una píldora.
—Esto ayudará a curar tus heridas. Concéntrate en recuperarte mientras yo recojo los cuerpos de estos gusanos, nos moveremos tan pronto como te sientas mejor.
Troy tomó la píldora y volvió a sentarse en el suelo.
Milo tenía un cuerpo de rango 4 y era mayor que él, no objetaría nada de lo que él dijera.
Pasaron unas horas en las que los dos nobles cultivaban en silencio para reponer sus centros de poder.
—Es hora de irnos, estoy preocupado por los demás —Milo ordenó y Troy siguió sin quejas.
—Este lugar es extraño, nunca supe que las bestias mágicas podían poner tantas trampas en tan poco tiempo —dijo Troy, describiendo los eventos que lo llevaron a esa situación.