Treinta y siete no pudo contener su interés ante la vista del gran cubo. Retiró el sello e inspeccionó el polvo comprimido con sus manos etéreas, murmurando palabras incoherentes de vez en cuando.
Noah había dicho la verdad. Las cenizas de la serpiente de rango 6 no contenían ni el más mínimo rastro de "Aliento". Sin embargo, el autómata conocía tantos métodos de inscripción que podría ser capaz de encontrar un propósito para ese material desechado.
Noah tuvo que chasquear los dedos para recuperar la atención del autómata, y este último finalmente asintió para expresar su disposición a ayudar con sus problemas.
—También necesito algo para cubrir la formación del otro lado —dijo Noah—. Es mejor ser cuidadoso cuando se trata con los Reales.
Treinta y siete desapareció tan pronto como Noah expresó sus solicitudes, llevándose el cubo con él. A Noah no le importó eso. Podría usar esas cenizas para alardear, lo que significaba que eran inútiles en sus manos.