"La caravana comenzó a moverse en dirección a la mansión de Lansay.
Su velocidad era lenta debido al alto número de personas que se movían a pie alrededor de los carruajes.
La caravana tenía cuatro carruajes y los hombres que habían pasado el proceso de eliminación de la selección sumaban cuarenta, por lo que era imposible que todos tuvieran un lugar para sentarse.
Junto con los diez soldados pertenecientes a la familia Lansay, su apariencia se asemejaba a una pequeña tropa que se dirigía a la guerra.
A su velocidad, les tomaría aproximadamente un mes llegar a su destino.
Noah estaba sentado en la parte superior del techo del segundo carruaje, pero cada vez que miraba al grupo debajo de él, sólo sacudía la cabeza.
—¿Se dan cuenta del lío en el que se han metido? Tendremos que luchar contra los guardias del círculo interior de una familia noble. La familia Lansay puede haber declinado, pero su gran número de cultivadores todavía supera al nuestro. Serán usados como carne de cañón.
Antes de aceptar, Noah bombardeó a Kevin con preguntas acerca del plan para asegurarse de que realmente era factible.
Cuando escuchó sobre la cantidad de cultivadores al mando de Tobias Lansay, estuvo a punto de renunciar a la misión sin importarle las recompensas prometidas.
—Veinticinco cultivadores contra diez de ellos y un montón de escudos de carne, sería imposible hacerlo si no fuera por el hecho de que sólo tenemos que llevar a Basil dentro de la mansión para que la misión sea exitosa.
Si los dos grupos luchaban, el único resultado sería una derrota total.
Sin embargo, Kevin le reveló que una vez que Basil entrara en las puertas de la mansión, ya podría tomar control de la formación.
Con los recursos acumulados por la familia Lansay durante años en juego, Tobias tendría que abandonar su plan de convertirse en el patriarca y huir o renunciar a su estatus de noble.
Después de todo, ser noble se trata de riqueza y técnicas.
—Si utilizamos a los no cultivadores como escudo y corremos directamente al centro de su defensa, en realidad podríamos hacerlo.
Por eso Noah decidió quedarse, estaba seguro de que con la estructura de Kevin, romper una línea de defensa era una tarea factible.
La primera semana de viaje transcurrió sin nada fuera de lo ordinario, la caravana se había movido sin problemas, pero entonces aparecieron los problemas.
Noah fue el primero en percatarse de una cantidad inusual de personas en su camino y cuando la caravana se detuvo, el bloqueo era claramente visible.
Cincuenta hombres o más estaban bloqueando su camino, pero no había cultivadores entre ellos.
Estaban vestidos con ropa de plebeyos o armaduras oxidadas, pero sus armas parecían recién hechas y de buena manufactura.
Noah saltó del techo del carruaje y caminó en dirección a Kevin, quien ya estaba mirando al grupo con un poco de ira en sus ojos.
Cuando notó a Noah a su lado, habló.
—Deben haber sido contratados por el tío del joven maestro de las aldeas cercanas —dijo con tono resentido—. Quiere sondearnos.
Si mando a mis hombres a pelear, revelaremos la mayoría de nuestras habilidades, pero si mando a los no cultivadores, su número disminuirá poniendo en peligro el plan. Nunca pensé que Tobias sería tan despiadado como para enviar a la gente a morir sólo para investigarnos.
Noah estaba mirando a la tropa de plebeyos, pero internamente se burlaba.
—¿No estás haciendo lo mismo? No es que la mayoría de tus hombres recién reclutados vayan a sobrevivir de todos modos.
Suspiró un poco y luego respondió.
—Entonces sólo tenemos que ser más despiadados —respondió Noah."
Noah desenvainó sus sables y caminó hacia la tropa enemiga.
—Si me ocupo de ellos, revelaremos casi ninguna información y mantendremos intactos a tus preciados escudos de carne.
Kevin sintió un poco de vergüenza por el comentario de Noah, pero no respondió, sólo observó al chico acercándose al grupo de plebeyos.
Cuando Noah estaba a unos veinte metros de ellos, se detuvo y luego habló en voz alta.
—Cualquiera que todavía quiera vivir haría mejor en apartarse de este camino. Cuando cuente hasta tres, todos los que todavía estén delante de mí morirán.
Un chico estaba amenazando a unos cincuenta hombres adultos.
Sin embargo, antes de que tuvieran la oportunidad de reír, un escalofrío les recorrió al ver los ojos del chico emitiendo un frío sofocante.
—¡Uno!
Todos estos plebeyos fueron reclutados de aldeas que habían sufrido la pena de la familia Lansay, eran pobres más allá de cualquier medida.
—¡Dos!
Ya que la familia Lansay tenía que pagar una gran tarifa a la familia Shosti, subieron enormemente los impuestos a la gente en su dominio, llevándolos al borde de la inanición.
—¡Tres!
A causa de eso, ninguno de los aldeanos se retiró frente al temible chico, ya habían recibido parte del pago de Tobias y si lograban sobrevivir, esa suma se duplicaría.
Lo que siguió fue una masacre.
Desde el punto de vista de los débiles soldados alrededor de la caravana, Noah sólo estaba caminando entre las líneas enemigas.
Sin embargo, cualquiera al que se acercaba simplemente caía al suelo con la garganta cortada o el pecho perforado.
La sangre fluía en el suelo llenándolo de charcos rojos.
Nadie se dio cuenta de que algunas de las mejores armas de los aldeanos desaparecieron antes de tocar el suelo y fueron succionadas en un punto en la cintura de Noah.
Cuando Noah regresó a la caravana, sus zapatos de cuero estaban empapados en sangre y dejaban marcas rojas vivas en el suelo por donde caminaba.
Una expresión indiferente estaba en su cara, como si acabara de regresar de un simple paseo.
—«Cuanto más fuerte me vuelvo, menos considero a las personas débiles como humanos. Supongo que el desapego emocional de los humanos normales es simplemente una causa natural de mi aumento de poder».
Los soldados se apartaron de su camino y le dejaron un camino para que volviera al techo del carruaje.
Noah casualmente saltó sobre él y tiró los zapatos sucios, dejando sus pies descalzos al aire colgando del techo.
BLEGHH
Basil estaba fuera de su carruaje, vomitando en el suelo.
Había observado en secreto la batalla de Noah y no pudo contener las arcadas que sentía.
Kevin se apresuró a acudir a su lado y lo llevó de vuelta al carruaje bajo la mirada decepcionada de sus soldados.
Internamente comparaban a este joven noble con el despiadado chico encima de un carruaje y no podían evitar mover la cabeza preocupados por el futuro de la familia Lansay.