—Realmente te gusta ser misterioso.
June suspiró, renunciando a indagar más sobre su pasado.
—Cuando descubras sobre mí, puedes darme tu opinión sobre lo que debería haber hecho —dijo Noah, recibiendo otro empujón de June.
Continuaron hablando y bebiendo toda la noche, disfrutando de su tranquilo momento juntos.
Cuando los primeros rayos del amanecer entraron en la habitación, Noah interrumpió su línea de pensamiento y se centró de nuevo en sus alrededores.
June se había quedado dormida hace mucho tiempo en el sofá, estirando descuidadamente sus piernas sobre la cintura de Noah.
«¿Es ésta una costumbre suya? Seguro que no le importa la apariencia».
Noah sacudió su cabeza, moviendo cuidadosamente sus piernas para poder levantarse.
June no se despertó, parecía que el vino la había relajado tanto que ni siquiera prestaba atención al ambiente a su alrededor.
Una amarga sonrisa apareció en la cara de Noah mientras observaba a la chica durmiendo tranquilamente frente a él.