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El aire se hizo añicos cuando la Serpiente Eterna de casi rango 7 rugió. Noah inmediatamente se volvió al escuchar eso, pero no pudo escapar de la onda de choque que el grito generó.
Noah se había enfrentado a seres capaces de ejercer potencia divina en su vida. Su nivel de cultivo siempre había sido inadecuado en esas ocasiones, y la situación actual no era diferente.
La brecha entre los rangos heroicos y divinos no era algo que las artes secretas o técnicas especiales pudieran cubrir. Los dioses vivían en una liga propia.
Todos esos seres poderosos habían logrado elevar sus existencias más allá de sus restricciones mortales. Habían obtenido poder que iba más allá de lo que un plano inferior podría contener.
Noah sabía cómo incluso un pequeño fragmento de potencia divina podía liberar un poder al que ningún ser heroico podía enfrentarse. Ese nivel no sería tan difícil de alcanzar de otra manera.