—Presidente Gu, es cierto que a mi abuela no le gusta Xi Xi, pero nunca se ha molestado con Xi Xi. Ese incidente ocurrió hace décadas, y mi abuela lo ha olvidado hace tiempo. ¿Por qué iba a descargar su ira en Xi Xi? —explicó Xia Mengyan.
Luego, miró a Qiao Xi y dijo seriamente:
—Xi Xi, sé que el Presidente Gu te adora, pero no puedes usar su amor para incriminar a otros. La abuela siempre ha esperado que pudieras volver y reunirte con tu familia, pero la estás tratando así. Incluso si la odias, no puedes calumniarla de esta manera.
—Estás fingiendo deliberadamente ser débil para hacer que el corazón del Presidente Gu sufra. Quizás él no pueda darse cuenta, pero como mujeres, podemos ver que estás fingiendo. Quieres sembrar discordia entre la familia Xia y el Presidente Gu, pero ¿qué ganas con eso? ¿Por qué nuestras dos familias no pueden estar en armonía? —continuó diciendo con seriedad.
