Qiao Xi estaba parada en la puerta y observaba a Gu Yao. Debería haber sabido que Gu Yao no podía ser el hijo biológico de Huang Lilan. Con la apariencia y los pensamientos maliciosos de Huang Lilan, ¿cómo podría haber dado a luz a un Gu Yao tan guapo y amable? El hijo de Huang Lilan debería ser un hombre maquinador como Lu Yan.
Los ojos de Gu Yao siempre habían sido claros. La sonrisa en su rostro era como una brisa primaveral. Era un joven brillante que exudaba un aura gentil. Una sola mirada suya podía capturar el corazón de una joven mujer, pero él no sabía nada sobre su encanto.
Al escuchar la voz de la señora, Gu Yao levantó lentamente la vista hacia ella y respondió suavemente —Sí.
Su voz coincidía muy bien con su apariencia. La voz del joven era muy gentil. Las mejillas de la señora se volvieron gradualmente rojas mientras se enamoraba de él.