—Anran fue golpeada por Qiao Xi. Qiao Xi debe saber que aquí no hay cámaras de vigilancia y por eso es tan arrogante. ¡No podemos dejarla pasar! —Tan pronto como Xia Yunlou terminó de hablar, la Señora Shen se rió con desdén—. Señora Xu, usted es realmente extraña. Siempre protege a su hija adoptiva pero nunca escucha la explicación de su hija biológica. Dado que no me cree, es fácil resolver esto. ¡Mayordomo Liu! —Mayordomo Liu inmediatamente avanzó. La Señora Shen ordenó:
— ¡Ve! ¡Consigue que el doctor examine a la Señorita Xu!
La mirada de Xia Yunlou se congeló. Antes de que pudiera decir algo, escuchó a la Señora Shen decir con sarcasmo:
— Correcto, deben encontrar a un doctor respetable para prevenir que la Señora Xu diga que estoy protegiendo a Xi Xi.
Todo el mundo miraba a Xia Yunlou y a su hija con desdén.
Dejando de lado si Xu Anran fue golpeada o no, ella debe tener motivos ocultos para ir secretamente a la sala de vigilancia. Debe tener algo en la manga.
