Shen Yan miró su pie derecho. Su piel era suave y delicada, sin signos de haber sido dañada.
—Yanyan, déjame contarte algo —Chen Nian se acercó a Shen Yan y sonrió obsequiosamente—. Estás ganando dinero todo el día. Creo que tengo que aprender de ti. No puedo descansar en mis laureles y tengo que trabajar duro para salir adelante.
Shen Yan sabía que Chen Nian tenía una empresa a su nombre. Aunque la empresa iba bien, a Chen Nian le encantaba gastar dinero. Por lo tanto, las ganancias anuales de la empresa no eran suficientes para Chen Nian.
—Dilo en términos sencillos.
—Quiero abrir una empresa de entretenimiento —dijo Chen Nian con una sonrisa y le dio un codazo a Shen Yan—. ¡Pero no tengo colaboradores!
Shen Yan miró a Chen Nian con sorpresa y preguntó con sorpresa, —¿Por qué quieres abrir una empresa de entretenimiento?
