Fu Hang no se inmutó mientras ella mordía ávidamente. Hormigueo y adormecimiento recorrían la zona donde ella le había mordido.
Sus ojos parecidos a un fénix brillaban de éxtasis. Él se recostó en el sofá, su mirada cayendo sobre la expresión feroz de Shen Yan. No pudo evitar curvar las comisuras de sus labios.
Shen Yan se sintió culpable al ver la sonrisa de Fu Hang. —¡Aún te estás riendo! —exclamó con pomposidad mientras lo miraba fijamente.
—Mi cariño tiene una actitud dominante. ¿Ni sonreír me vas a dejar? —Seguido a eso, Fu Hang tomó a Shen Yan y presionó su frente contra la de ella—. ¡Es realmente tentador tener un cariño mandón!
Shen Yan sintió que algo debajo de Fu Hang se había vuelto inquieto de nuevo. —Voy a ducharme ahora —dijo mientras empujaba a Fu Hang y se levantaba.
—Está bien, entonces te asistiré —Shen Yan fue levantada por Fu Hang, quien sonreía.
