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Shen Ruojing miró inconscientemente a Chu Cichen.
Al parecer consciente del pánico en sus ojos, Chu Cichen también se sintió un poco desconcertado por un momento. Luego bajó la voz y preguntó:
—¿Qué pasa?
En todos los años que había conocido a Shen Ruojing, nunca había visto tal pánico y desamparo en sus ojos.
Esta mujer, que siempre estaba tranquila y compuesta, finalmente reveló una sensación de desamparo.
Shen Ruojing activó el altavoz directamente, con los dedos temblando. —Song Chen, ¿qué quieres?
—No quiero nada. Solo pensé que como tú no quieres venir conmigo, me llevaré a Xiaomeng. Al menos, genéticamente hablando, ella también es mi hija. —La voz de Song Chen era baja, con un toque de risa siniestra.
Shen Ruojing inmediatamente replicó:
—¡Song Chen, Xiaomeng es solo una niña!