—Shen Ruojing...
Era muy raro que Chu Cichen gritara su nombre completo.
En este momento, su voz era fuerte y poderosa. Se sentía como si hubiera regresado al pasado, y también parecía que mientras escuchara su voz, la oscuridad podía ser disipada.
—Shen Ruojing —de repente abrió sus ojos—. Escuchó un sonido de «bang». Las personas en el corredor de afuera habían caído al suelo, ¡y una figura alta apareció en la puerta!
La ropa de Chu Cichen estaba un poco desaliñada, y había hematomas en su cara. En ese momento, parecía un demonio salido del infierno, de pie en la puerta.
Chu Cichen estaba realmente ansioso. Cuando escuchó lo que dijo el personal de recepción, sabía que este grupo de personas debía haberla torturado. Además, cuando encontró esta sala de interrogatorios, vio que la gran lámpara en la puerta estaba brillando sobre Shen Ruojing.
