Bo Jingxing volvió en sí y se llevó la mano a la frente con expresión de impotencia. —¿Estás seguro de que no tuviste ninguna emoción personal cuando manejaste este asunto?
Había pensado que Ye Wangchuan lo negaría. Inesperadamente, estaba incluso más tranquilo de lo que había imaginado. Sus ojos en forma de flor de durazno eran profundos e insondables. Estaban claros cuando dijo con voz baja y ronca, —A mi gente casi la intimidan. ¿No puedo tener emociones?
—…¿Tu gente? Te estás enfadando por una belleza. —Cuando Bo Jingxing reaccionó, sonrió débilmente y bromeó—. Entonces, ¿no debería llamar a la Hermana Qiao como Cuñada?
Estaba bromeando. No esperaba que Ye Wangchuan tomaría este asunto en serio.
Inesperadamente.
Ye Wangchuan sonrió. Levantó las cejas y lo miró con cariño. —Aún no. Todavía tenemos que esperar…
—¿Esperar qué? —preguntó Bo Jingxing.
Ye Wangchuan no tenía intención de ocultar nada. Alzó la mirada y dijo perezosamente, —Esperar que me declare primero.
