—Qiao Nian sabía que él era obstinado, por lo que no perdió su aliento con él —dijo de manera concisa—. Puedo averiguarlo incluso si no me lo cuentas. Solo tomará algún tiempo. Además, si no me cuentas, le diré a la Tía Chen que te golpearon ahí dentro. Ella no sabe, ¿verdad?
—Chen Yuan de repente la miró con sus ojos hinchados —apretó los dientes y tomó una profunda respiración—. No, no lo digas.
—Qiao Nian lo miró con calma y las cejas levantadas —dijo—. Si no quieres que le diga a tu madre, entonces dime quién lo hizo.
—Chen Yuan la miró a los ojos durante unos segundos y luego dijo desanimado—. Hermana Nian, ¿no puedes ignorar este asunto? Ya estoy en este estado. No quiero implicarte.
—Incluso si me implicaras, es asunto mío.