Qiao Nian no prestó atención a las reacciones de las personas que estaban junto a la entrada. Principalmente porque no le interesaba.
Se acercaba el mediodía, y las personas que debían venir estaban llegando.
Su teléfono móvil no paraba de sonar.
Antes de que lograra tener una conversación adecuada con Yuan Yongqin, Wei Lou y Su Huaiyuan llegaron al mismo tiempo. Ambos parecían no haber traído ningún regalo mientras la saludaban.
—Buenos días, Qiao Nian.
—Feliz cumpleaños, Nian Nian.
Yuan Yongqin se quedó atónita por un momento al ver a Su Huaiyuan. No tenía idea de que Qiao Nian lo conociera e intuitivamente le dirigió una mirada interrogativa.
Qiao Nian captó esa mirada de soslayo y le explicó casualmente:
—El abuelo Su fue mi paciente.
Yuan Yongqin y Wei Lou conocían su identidad. De inmediato mostraron comprensión y no indagaron más.
Qiao Nian tampoco tenía pensado explicar mucho. Necesitaría más tiempo para aclararles las cosas.