Gracias a Dios, su tío aún no sabía que la familia Jiang estaba a punto de perder al pariente que acababan de encontrar. Si el Viejo Maestro se enterara, lo matarían.
—Y yo no sabía de eso... —Aunque negó estar celoso, todos podían decir que lo estaba.
¡Nadie podía estar tan celoso como él!
Qiao Nian estaba concentrada en comer las gachas. Levantó la vista cuando escuchó su pregunta. Confundida, preguntó:
—¿Eh? ¿De qué foto estás hablando?
Esa era la única cosa en la que Jiang Li pensaba. Por lo tanto, respondió de inmediato:
—La foto de ti en pijama y sosteniendo un muñeco.
Qiao Nian recordó que algo así había sucedido. No fue una experiencia agradable para ella.
—Lo recuerdo ahora. Había esta foto.
Ye Wangchuan lo miró con la esquina de su ojo levantada. Se reclinó en su silla con una mano en la mesa, luciendo cómodo mientras permanecía en silencio.
