"Sin embargo, el Pequeño Joven Maestro no dejó de sonreír. Cuando miras su sonrisa angelical, no pensarías que en secreto era un niño horrible.
¡Ahora parecía un niño normal de cinco años!
Había sido duro.
Gu San estaba a punto de llorar mientras los seguía.
No podía entender por qué el Pequeño Joven Maestro le gustaba tanto la Señorita Qiao. Pero como tanto el Maestro Wang como el Pequeño Joven Maestro la querían tanto, él también empezó a quererla.
…
Qiao Nian realmente quería devolver la bondad.
Por lo tanto, cuando llegaron al centro comercial, los condujo a la tienda.
Era la tienda donde compró la camisa para Ye Wangchuan.
El dependiente la reconoció inmediatamente y exclamó:
—Oye, ¿no eres la chica bonita que compró ropa de nosotros anteriormente?
Se puso de puntillas y vio a los dos chicos que la seguían. Sus ojos se iluminaron.
—Qué niño tan bonito.
El niño ya era lo suficientemente guapo.
Pero el hombre era más atractivo.
