El viaje en coche fue silencioso. Por eso, cuando él habló, Qiao Nian sintió la necesidad de responderle.
Sin embargo, no sabía cómo responderle.
—No.
Si no estaba enojada, ¿por qué lo evitaría?
Ye Wangchuan sonrió mientras se apoyaba en el asiento de cuero y estiraba todo su cuerpo. A pesar de que el espacio interno del coche era enorme, sus largas y delgadas piernas lo hacían parecer abarrotado.
—¿Crees que no debería haberte sacado así?
Su control de la voz era excelente. Su voz era áspera y despreocupada, lo que le hacía sonar bastante sexy.
También era penetrante, lo que hacía parecer como si estuviera hablando justo al lado de su oído.
De repente, el ambiente en el coche se sintió extraño.
Qiao Nian sintió que se ponía tímida de nuevo. Podía sentir que su cara se sonrojaba sin saber por qué él lo mencionaría de repente.
—Solo sentí que podría haber caminado yo misma. Mi brazo está herido, no mis piernas.