Él sacó entonces los huevos y tomates, los colocó en sus manos y dijo:
—Contribuiré con los huevos y los tomates. ¿Puedo tener un poco de eso?.
Qiao Nian se puso rápidamente a trabajar.
En un rato, un aroma provenía de la cocina.
Como Jiang Li era una estrella, no podía comer de noche. Estaba tentado por el aroma y fue a la cocina a verificar el progreso varias veces.
No podía esperar para convertirse en el fuego para que todo pudiera cocinarse más rápido.
Qiao Nian hizo cuatro porciones.
Luego, colocó el aderezo en la comida.
No pudieron esperar. Cuando sacó los platos, la habitación se llenó del aroma de sus fideos de tortilla de tomate.
—El primero es para Chen Chen.
Qiao Nian le pasó el primer tazón de fideos a Ye Qichen. Estaba tan feliz que sonreía de oreja a oreja. Alzó la vista emocionado y dijo:
—Gracias, hermana.
—Oh, tu cuchara. —Qiao Nian incluso le preparó una cuchara. Le recordó:
— Está un poco caliente. Come despacio y no te quemes la lengua.
