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Ye Wangchuan le había dado a ella la tarjeta VIP del Pabellón Lan. El ambiente allí era tranquilo y pacífico, adecuado para que un grupo de personas se reunieran y jugaran.
El resto de la Clase A, sin saber qué era el Pabellón Lan, estuvo de acuerdo.
Solo Liang Bowen tenía un buen trasfondo familiar. Antes de venir a Pekín, ya había averiguado algunos de los lugares de consumo de alta gama en Pekín.
Guardó silencio por un momento al escuchar que Qiao Nian los llevaba al Pabellón Lan a cantar. Se tocó el puente de la nariz y siguió al resto del grupo. Solo lo pensó por un momento. —Tsk, ¿podría la Hermana Nian estar hablando de esa habitación privada que costaba una suma de diez cifras, donde solo se permitía entrar a los miembros de la casa club?
De hecho, ni siquiera cantaban en lugares de karaoke en el mundo de los peces gordos.
…
La Clase A caminó feliz y no se percató de un Bugatti negro estacionado al lado del camino despejado.
