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Unos días después del final de la guerra, Evie había expresado al rey Belial su deseo de volver a su tierra natal.
El rey y la reina no pudieron hacer más que ceder a lo que su nuera deseaba. Aunque realmente querían que se quedara con ellos, tal vez al menos hasta que diera a luz, sabían que no podían impedirle irse. En el fondo de sus corazones, también entendían por qué ella quería regresar a su patria.
Y así, pronto llegó el día en que la reina de Luz y su gente estaban listos para partir.
Evie y el grupo de sus vampiros élite habían viajado primero al cementerio para visitar las tumbas de Levy y Vermillion. No podían marcharse sin despedirse de aquellos seres queridos que habían caído en batalla. La pérdida había dejado un gran vacío en el corazón de todos.