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—De nuevo en la casa, Vera se encontró a sí misma sonrojada por las cosas de las que acababa de hablar la Reina Beatriz —dijo Beatriz con comprensión y un poco de simpatía mientras arreglaba las joyas en el pelo de Vera.
—Cuando Vera le asintió con convicción, Beatriz sonrió. Estaba bastante segura de que esta jovencita, aunque a veces tímida y no muy expresiva, sería capaz de mantenerse firme frente a ese hijo suyo. Tenía un buen presentimiento sobre ella. "Bien, está bien. ¿Alguna otra pregunta urgente, querida? ¿Cosas que necesitas sacarte del pecho antes del ritual?" Beatriz miró a Vera y esperó pacientemente mientras la dama pelirroja reflexionaba por un momento.