Leon aterrizó ligeramente en el patio con Evie cuidadosamente sostenida en sus brazos. Un grupo del ejército imperial que ya estaba apostado y listo en el suelo se lanzó sobre ellos en el instante en que aterrizaron, y Leon se vio obligado a abrirse paso luchando. Tuvo que esforzarse más y ser más cauteloso para garantizar que, mientras luchaba, también protegía a Evie de resultar herida.
Su situación se volvía cada vez más imposible, ya que Leon no podía ni siquiera luchar al máximo de sus capacidades no solo porque la tenía en sus brazos, sino también porque la estaba protegiendo. Tenía que cumplir la orden de su príncipe de protegerla de todo daño.