Después del deliciosamente estremecedor beso, se echó hacia atrás un poco hasta que sus labios apenas se tocaban. El vaporoso soplo de sus respiraciones se mezclaba, mientras ella finalmente abría sus embriagados ojos. Pero antes de que su glorioso rostro pudiera registrarse en su borrosa mirada, su lengua estaba enterrada dentro de su boca de nuevo. Siguió otro beso profundo, crudo y escalofriante. Continuó saboreando, succionando y lamiendo el interior de su boca, como si no pudiera tener suficiente de ella.
Y mientras él se deleitaba en su boca, Evie no podía hacer más que sentir el inexplicable placer que amenazaba con borrar su conciencia. Algo caliente y dulce comenzó a hincharse dentro de su pecho, estómago y entre sus muslos.