Enterrando su cabeza en el hombro de Kai, Kelly lloró mucho, su cuerpo temblaba y sus lágrimas fluían sin parar, mojando rápidamente la ropa de él. Kelly nunca había llorado delante de ningún hombre antes. Siempre era esa chica que actuaba y lucía dura y genial, pero una vez estaba sola en su habitación, a veces lloraba en silencio. No importaba cuál fuera la situación, estaba acostumbrada a endurecerse y contener cada lágrima cuando alguien estaba cerca.