Abigail finalmente despertó y se dio cuenta de que estaba acostada en un coche. Su cabeza palpitaba de dolor, su boca estaba seca y su visión ligeramente borrosa. Parpadeó varias veces para enfocar mejor su situación, y los recuerdos de lo que había pasado antes de desmayarse empezaron a inundar su mente.
Sintió que sus manos temblaban levemente al regresar los recuerdos, pero al ver la silueta de aquella figura familiar sentada en el asiento del conductor, su creciente pánico y acelerado latido del corazón se calmaron inexplicablemente.